Si diversificas tu cartera de inmuebles y distribuyes tu dinero en diferentes proyectos minimizas el riesgo. Puedes elegir, por ejemplo, entre aportar 10.000€ en un solo proyecto o hacer pequeñas aportaciones de 1.000€ en 10 proyectos distintos. En el primer caso, si le ocurre algo al proyecto, pones en riesgo el total la operación. En el segundo tendrían que fallar todos los proyectos para poner en riesgo el total de la operación.